martes, 11 de agosto de 2015

7.2. ¿Cómo sienten la sexualidad hombres y mujeres?



 
Venimos de aquí: La sexualidad del soltero cristiano: Introducción. http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2015/07/7-la-sexualidad-del-soltero-cristiano.html

Analicemos en este apartado cómo perciben los hombres y las mujeres la sexualidad.

Cómo siente la sexualidad un hombre
El principal problema con el cual se enfrenta el hombre es su vista. Por medio de ella observa todo lo que hay alrededor y lo que ve le estimula en un sentido u otro. Ni mucho menos es casualidad la existencia de la lencería femenina, con todo tipo de formas y colores. Obedecen a una razón: provocan un efecto en el hombre. De lo contrario, sería absurdo la mera existencia de esta clase de productos. El hombre observa la belleza del cuerpo de una mujer y todo su ser se desmorona de la misma manera en que un bebé queda en una especie de estado de shock cuando le acarician suavemente su espaldita. Se queda absorto. El cuerpo femenino provoca este efecto en el hombre.
Como no me canso de repetir, fuimos creados para sentir esa clase de atracción. Es algo que las mujeres deben aceptar aunque no lo comprendan en su totalidad ya que ellas experimentan la realidad de manera diferente. ¿Esto convierte a todos los hombres en superficiales? No. Si eres mujer y estás leyendo estas líneas, tienes que saber que es normal que lo primero que llame la atención de ti a un hombre sea tu envoltorio, porque el género masculino es un género predominantemente visual: disfruta de la belleza, y no hay nada más hermoso que una mujer. Sin duda lo más hermoso de la creación. Ni las estrellas, ni la Luna, ni el mar ni cuentos. La mujer.
El cubano Gerardo de Ávila narra entre sus múltiples anécdotas que en una ocasión le presentaron a una hermosa dama que llevaba una mantilla. Y le preguntaron: “¿Qué le parece?” (sin especificar que la referencia era sobre la prenda, aunque estaba bastante claro). Él, sabiendo por dónde iba el asunto, respondió de forma humorística: “¿La joven o la mantilla?”. Para un hombre sería ridículo negar lo evidente. Su salud mental estaría en entredicho si su respuesta se hubiera centrado en la susodicha mantilla.
Mujer: quizá te veas andar y pienses que eres un pato mareado, pero incluso eso suele atraer a un hombre. Es una gracia especial que Dios os regaló, pero eso no significa que los hombres se queden en lo externo.
Si fueras paseando por la calle y de pronto pasará por delante de ti un caballo andando únicamente apoyado sobre dos patas, con un sombrero de copa y cantando, ¿acaso no te quedarías mirando y te sorprenderías en gran manera? ¿Cerrarías los ojos? No creo. ¡Cuánto más el hombre ante la belleza femenina! De ahí la lucha por controlar la mirada. Es un acto reflejo que no se puede negar. Y les sucede a todos, solteros y casados. El cuánto y el cómo se mira ya es otro asunto que hay que controlar, como veremos más adelante.
A un hijo de Dios le ofende cuando le encajan en ciertos estereotipos, de igual manera que cualquier mujer se siente ofendida cuando la encasillan dentro del grupo que sólo habla de ropa y de hombres. Por eso me indignan estas palabras: Tal vez parezca que lo que digo es que todos los chicos piensan en lo mismo, sean espirituales o no. Es porque es justo lo que quiero decir: -ay, mi novio no. Es un buen cristiano. Sí, y lo que busca es sexo para un buen cristiano. Verás, los chicos son varones en primer lugar y cristianos en segundo lugar. Como cristianos, dejamos que Dios comience a cambiar nuestro carácter. Sin embargo, nuestra naturaleza esencial previene del hecho de ser varones. Y el sexo es lo primero que nos viene a la mente[1]. Según los autores, todos los hombres son iguales en su manera de pensar, ya que, en primer lugar, siempre piensan en el sexo. Puede ser así durante diversas etapas de la inmadurez propia de la adolescencia, donde ni siquiera la persona es cristiana y los valores bíblicos no forman parte de la personalidad propia. Pero rebato ese argumento afirmando que si son hombres antes que cristianos es que no han aprendido lo que es ser un hombre ni lo que significa ser un cristiano maduro.
Escucha mujer: Porque un hombre no pueda dejar de percibir esa belleza no significa que quiera acostarse contigo. Recuerda que Jesús no dijo que mirar fuera pecado. De lo contrario tendríamos que vendarnos los ojos. Él dijo que el pecado estaba en la mirada que codicia. Y cuando hablamos de codiciar sabemos a qué nos referimos y sobran las explicaciones.
No hay nada malo en desear conocer a una mujer porque se sienta atracción hacia ella. La mirada que codicia pecaminosamente es muy distinta al deseo natural. Y esta diferencia deben de entenderla perfectamente quienes tengan pareja, para saber distinguir entre una y otra. De lo contrario jamás podrán descansar ni confiar en su compañero[2].
Aquí estoy hablando de hombres cristianos normales con una relativa madurez. Si conoces a alguno que sale con mujeres exclusivamente por su belleza, podrás catalogarlo sin dificultad como superficial. Aún así, puede que tenga una explicación: su necesidad de ser admirado para fortalecer el ego, su alicaída autoestima o puro narcisismo. No lo estoy justificando, sólo tratando de explicar más allá de las apariencias.  
Dada esta agudeza visual, el hombre tiene la capacidad de separar la mente del corazón. Por eso puede verse cegado ante un cuerpo. De ahí que, si no lo controla, puede excitarse en cuestión de segundos. Llegados a ese punto, el autocontrol es sumamente complicado. Por lo tanto, el objetivo será evitar llegar a ese extremo donde el margen para dar marchas atrás ya es muy pequeño.

Cómo siente la sexualidad una mujer
Si el problema del hombre es la vista, el de las mujeres son las emociones. Ellas necesitan sentirse llenas sentimentalmente. Cuando eso no ocurre en sus vidas, aún teniendo pareja, recurren a las fantasías mentales. Usan la imaginación para fantasear sobre posibles citas amorosas donde son conquistadas tierna y dulcemente, siendo ellas el centro del universo del hombre. Por eso las atrae de manera tan poderosa las novelas románticas, tanto escritas como en televisión: chico conoce a chica y comienzan a salir. La trama gira en torno a la hermana de ella que está secretamente enamorada de él. A lo largo de 5000 capítulos observamos todos los intentos de ella por estar cerca de él, a pesar de su gran timidez y complejos de inferioridad. Finalmente, su hermana se dará cuenta de los sentimientos de ella y tratará de matarla, pero será ésta quien muera en un trágico accidente. Todo concluirá en el momento en que la chica tímida y el chico se declararán amor eterno y se casarán en medio del jolgorio general. Dicho de forma cómica, ese es el argumento general de la inmensa mayoría de los llamados culebrones.
Las emociones, los sentimientos de amor, la pasión, la ternura y el afecto es lo que más anhela el corazón de una mujer. Se siente llena. Por eso buena parte de su vida cobra sentido cuando esto ocurre.  
La mujer suele ser conquistada por las atenciones que un hombre le presta; por todas las palabras hermosas que escucha al oído; por cómo se preocupa sobre su persona; por aquellas frases que prometen amor eterno. Si al hombre le atrae la belleza, a la mujer lo hace el romanticismo. Toda mujer se siente atraída hacia aquellos hombres que la abruman en el buen sentido y que la buscan. Sentirse deseadas es una sensación totalmente embaucadora. Aunque hay ocasiones en que estos roles se intercambian, el  hombre suele ser el conquistador y ellas son las que disfrutan siendo conquistadas y cortejadas.
Ambos géneros se complementan. Aún así, es cierto que cuando una mujer se enamora de verdad remueve cielo y tierra para que él sea consciente de sus sentimientos de una u otra manera. Sus señales serán más sutiles. No habrá flores ni ese tipo de regalos típicamente masculinos, pero sí serán indicios evidentes: la cercanía física, las miradas, el deseo de pasar tiempo juntos, el interés por conocerlo a base de continuas preguntas[3], etc. A veces estas señales son malinterpretadas por el hombre, que no sabe realmente cuáles son las intenciones de ella. Por eso en ocasiones no es fácil deducir sus significados.
Evidentemente, todo esto conduce a querer aumentar la intimidad física. En consecuencia, termina por aparecer el deseo sexual de forma poderosa ya que es el siguiente nivel de intimidad.
Podemos decir que casi todos los casos de solteras cristianas que suelen caer en las relaciones sexuales prematrimoniales dan la misma explicación: buscaban intimidad emocional. Creían que ahí sería donde su hombre les daría aquello que no le estaban ofreciendo en la parte no-física de la relación. Esto las lleva a una terrible desesperación después de haber consumado el acto, y más si son abandonas por el chico en cuestión. Se sintieron usadas y no recibieron a cambio lo que anhelaban. Ese es uno de los grandes peligros a los cuales se enfrenta la mujer en la actualidad, aunque en realidad siempre ha sido así.
Este es un campo que incluso las mujeres con novio o casadas deben vigilar. Si no están siendo cuidadas emocionalmente por sus parejas, pueden caer ante las atenciones de otros hombres y buscar esa satisfacción emocional fuera de su relación. Lamentablemente, son muy habituales estos tipos de aventuras llevadas a cabo con un compañero de trabajo, del gimnasio o un vecino. Si tienes pareja, es fundamental tratar estos temas cuando te sientas insatisfecha antes de que las cosas lleguen más lejos, que no tiene que llevar al sexo con alguien que no es tu pareja, pero sí a otra clase de aventuras igualmente peligrosas: las emocionales.
Hay hombres que, en su ignorancia, pueden creer que el amor se limita al sexo, cuando para la mujer madura el sexo es una parte más del amor. Importante, pero en definitiva, un ingrediente más del pastel. Un hombre puede acercarse a una mujer con propósitos sexuales sin necesidad de que sus sentimientos entren en juego, mientras que la mujer puede acercarse a un hombre con propósitos emocionales sin pensar en primera instancia en el sexo. El hombre se puede sentir bien con el sexo sin emociones. La mujer no[4]. Necesita que sus emociones entren en juego. De lo contrario, el sexo será algo carente de significado. Leí una encuesta en la cual preguntaban: ¿Sexo con amor o sin él? La mayoría de las mujeres decían que “con él”. Sólo una minoría pensaba de forma diferente[5].
Independientemente de que a la mujer le guste sentirse guapa (y que es sano dentro de un equilibrio), sabe perfectamente que el hombre se siente atraído por la belleza ya que es visual, y que si no llaman la atención de esta manera será más difícil que se fijen en ella. Esto es algo que veremos con detenimiento en el siguiente apartado, porque también en este terreno hay que marcar límites[6].
Claro que la mujer también tiene ojos y le atrae el cuerpo de un hombre, pero no le concede la misma importancia. Nada de esto descarta la atracción física, aunque es cierto que es muy extraño (al contrario de lo que creen los hombres) que ellas vayan detrás de alguien exclusivamente porque les atraiga físicamente. Y nuevamente me refiero a mujeres cristianas maduras.
Por todo esto que hemos visto se le concede tanta importancia a la ropa, a los cosméticos y a toda clase de accesorios. De ahí también el origen de esa obsesión con las dietas pre-veraniegas, que consiste en pasar hambre para lucir una determinada figura libre de toda la grasa humanamente posible. En esa época del año, esas dietas son más conocidas como parte de la operación bikini.

En conclusión: “Para nosotros, la impureza de los ojos es el preámbulo de la impureza sexual. Esa mirada puede convertirse en tan enfocada que puede producir una excitación tal como lo haría acariciar un seno o los glúteos de una mujer. [...]. El proceso descendente de la mujer casi siempre comienza con una relación linda, tierna y estimulante, así como con el toque masculino con ternura y cariño. Su sistema de ignición está vinculado al contacto físico y la relación. Aunque ellas perciben nuestro estilo como superficial y sucio, la verdad es que les ocurre lo mismo, solo que por diferente camino”[7].

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* Prosigue en:
7.3. La sexualidad del soltero cristiano: Origen y desarrollo del deseo sexual & Lujuria y pornografía.




[1] Lookadoo, Justin & DiMarco, Hayley. Noviazgo: ¿Están preparados? Unilit.
[2] Que tampoco usen este argumento como excusa para ir mirando a todas las mujeres como si fueran un radar andante.
[3] Esta también es la causa de cierta inseguridad que siente un hombre cuando ve a su pareja con amigos del sexo opuesto.
[4] Hablo por norma general, pero hay hombres y mujeres que sienten de manera opuesta en estos casos.
[5] La peor parte era de un sector creciente que decía que había que experimentar ambos; es decir, el sexo con y sin amor.
[6] En el capítulo Enamorado de un verdadero creyente veremos cuáles son las virtudes que la Biblia resalta de una mujer, muy por encima de su belleza física.
[7] Hormachea, David. El adulterio. Grupo Nelson. P. 106.

2 comentarios:

  1. Gracias, nunca había leido una explicación tan útil y completa con bases cristianas. De verdad, que usualmente me he enojado un montón de veces con hombres de mi círculo cercano por ver que les llama la atención la belleza de la mujer. Creía que eran todos una especie de seres raros y animalezcos. Soy cristiana y me duele juzgar tan terriblemente a los hombres, ahora veo que somos diferentes y que cada uno tiene sus debilidades como género :D

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    1. Buenas tardes Valentina. Te agradezco muchísimo tu comentario, que ya he publicado como puedes comprobar. Me alegra saber que te haya ayudado a ver la diferente mentalidad que tenemos hombres y mujeres, y esas particularidades con las que Dios nos creó, aparte de nuestras debilidades personales. Gracias de nuevo por tus palabras. Saludos cordiales desde España y que el Señor te bendiga :)

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