martes, 25 de octubre de 2016

10.3. ¿Qué es lo que buscas en la otra persona como novi@ y espos@?




Vamos a centrarnos en cómo averiguar si la persona que tienes delante es la que más te conviene. Para esto debes plantearte qué es lo que esperas de él y de una relación. Es muy común en el género humano, sediento por dar y recibir amor, iniciar un romance sin apenas conocer al otro, cuando realmente no se puede amar de esta manera a quien no conoces.

Sincronizando mente y corazón
Deseo que todo lo que expongo a continuación te sirva para elegir sabiamente entre los candidatos que se presenten en tu vida, pidiéndole al Señor discernimiento.
Sé consciente que no consiste en conocer a una persona perfecta, que nunca cometa errores, o que jamás te haga daño en ocasiones puntuales fruto de sus propios errores. Dicen que el amor ciega. Pero eso no es cierto. El enamoramiento es lo que realmente ciega puesto que hace que se pasen por alto los defectos del otro. Un estudio del University College London encontró que el amor maternal y el romántico comparten un patrón de activación cerebral que se plasma en la inhibición de las regiones neuronales donde se procesan las emociones negativas y se gestan los juicios sociales. El resultado es que la persona enamorada “pierde” la capacidad de ver los defectos de su pareja. Sin embargo, el amor racional y verdadero (sin dejar a un lado los sentimientos románticos), contempla los defectos, pero decide seguir amando, porque ama la esencia del individuo.
A partir de ahora, y una vez puesta la base, voy a plantearte una serie de temas y preguntas que deberás resolver a lo largo del tiempo para llegar a conclusiones concretas. En algunos casos, puede bastar con pocos días o semanas para que puedas ver que la persona con la que sales no es el compañero que deseas para tu vida. Analizar diversas cuestiones no te convierte en un frío robot, sino en alguien reflexivo. Esto no significa que tengas que analizar al otro como si fueras una computadora que se limita a almacenar datos, sino que observes qué esperas y deseas exactamente de una relación. No lo hagas con el ánimo de “cortar cabezas” por doquier, ya que entonces el individuo  se sentirá juzgado en todo momento y sin libertad para mostrar su verdadera personalidad. Si tu actitud no es la correcta, posiblemente no serás capaz de reconocer a una gran persona cuando la tengas delante de ti. He escuchado a cristianos jactarse con sorna de cuántos corazones rotos habían dejado en el camino. ¡Eso es pura soberbia!
Tras la amistad de la que ya hablamos y el comienzo de la relación formal, si se da el caso de que conectas, recuerda que sincronizar dos vidas, dos mentes, dos maneras de sentir, no es nada fácil, y requiere de continuos reacondicionamientos. ¿Y por qué no es fácil? Porque al comienzo de una relación ambos miembros tienen contacto durante unas pocas horas al día, y siempre en ambientes agradables, como dar un paseo, cenar o ir al cine, mientras se habla de toda clase de temas sin importar las diferencias. Lo único que interesa es estar juntos. No existen las obligaciones ni las responsabilidades de ningún tipo. Además, todo tiende a idealizarse. Se cree que ese estado será perpetuo, donde no existirán los problemas, ni los enfados, las discusiones o los desacuerdos. Así hasta que, de golpe, viene la desilusión (fruto de una expectativa desmesurada), que suele llevar a los reproches airados.
Si señalan los expertos que conlleva diez años de matrimonio ajustar las  diferencias, ¿crees tú que en unos meses de noviazgo lo vas a conseguir? Requiere flexibilidad continua, educación y respeto. Ambas cosas son imprescindibles. Por muy bien que os llevéis y seáis semejantes en diversas cuestiones, la complementariedad no se logra de la noche a la mañana, y mucho menos al comienzo de una relación. Requiere un amplísimo conocimiento mutuo, miles de horas en compañía y multitud de vivencias juntos.
También te diré que si vienes de malas experiencias pasadas o has sido rechazado en distintas ocasiones, te costará más (tema que trataremos en el capítulo Cuando el problema está en el soltero). Mientras tanto, sé valiente y afronta la situación, poniendo en práctica todo aquello que has aprendido anteriormente. La autocompasión nunca te servirá de nada.

¿Qué esperan hombres y mujeres?
Muchos no saben lo que quieren y cuando tienen a la persona ideal delante de sus narices no son capaces de reconocerla. Este tipo de personas son los que saltan de pareja en pareja porque no han definido sus prioridades y lo que es realmente importante para ellas. Alguien que no sabe lo que quiere va dando palos de ciego. Tener las ideas claras (siendo flexible en algunos puntos y en diversos detalles), evita errores futuros y decisiones carentes de sabiduría.
Empecemos por desglosar aquello que se suele desear de una relación para que tengas las ideas bien definidas. A grandes rasgos:

1. La mujer espera del hombre que:
a) La acepte tal y como es.
b) Le proporcione ternura, afecto, apoyo en todo momento (especialmente en las circunstancias negativas).
c) La escuche.
d) La sorprenda cada cierto tiempo con detalles.
e) La valore por todas sus cualidades personales.

2. El hombre espera de la mujer que:
a) Lo valore en todas las áreas personales y profesionales.
b) Confíe en él.
c) Le haga saber que se sienta cómoda y relajada a su lado.
d) Le conceda tiempo para sus propias actividades y aficiones.
e) Lo considere muy importante en su vida para así poder compartir su ser más íntimo con libertad.

Esta es la norma general, aunque las distinciones en las características del hombre y la mujer no son valores absolutos, ya que no todos somos iguales. Sea un género u otro, lo que ambos desean es amor, seguridad, intimidad, consuelo, aceptación y afirmación.

Características de los candidatos
Por todo lo visto, sería una excelente idea por tu parte que tomaras papel y lápiz para anotar qué características te gustaría que poseyera el otro. Es muy habitual escuchar a chicos y chicas confesar que no saben qué clase de persona les gustaría tener a su lado. Dejan la mente a un lado y lo espiritualizan al extremo de decir: “No pienso en eso. Lo dejo en manos de Dios”. Luego viene el primero que les pone ojitos y dicen con suspiros y voz acaramelada: “Fue Dios quien me lo trajo”. Poco tiempo después se separan porque era un ogro. ¿Pero no era Dios quien lo había traído? Pura comedía que refleja la realidad.
En lo que concierne a la lista que propongo, y con todo mi respeto hacia los autores, me sorprende leer la respuesta que ofrecen Justin Lookadoo y Hayley Dimarco en su libro “Noviazgo: ¿Están preparados?”. Ellos afirman que los principios de esa lista deben ser pocos y sencillos, como que sea cristiano, no fumador y nada de sexo. Lo siento, pero esos requisitos son muy simples y genéricos, y los cumplen muchísimos creyentes verdaderos. Sin más, no me sirven. Hay que ser claros y concretos, como vemos en el ejemplo que cita Norman Wright: “Solo saldré con alguien que sea generosa, alguien que muestre tener el fruto del Espíritu y que sea la mujer de Proverbios 31 en cierta medida”[1].
Antes de hacer el “registro”, pídele a Dios que te muestre qué es realmente importante y conveniente para ti. Él te conoce bastante mejor que tú mismo.
Voy a citar la lista íntegra que me escribió una de las personas que mejor conozco en este mundo de lo que buscaba en una mujer. Así te harás una idea de lo que puedes añadir o excluir de la tuya. No es una transcripción literal, pero las ideas sí lo son:

- Que sus pensamientos, principios éticos y morales, junto a su estilo de vida, se muevan por las enseñanzas bíblicas.
- Que esté dispuesta a servir al Señor según los talentos y dones que haya recibido de Él, ni más ni menos, sin necesidad de que sean llamativos, y que no haga ostentación de ellos.  
- Que sea fiel, tanto física como emocionalmente.
- Que sea íntegra y transparente, con todo lo que ello supone: honestidad, sinceridad, pureza, sencillez, lealtad, generosidad, etc..
- Que cuente conmigo para todo en primer lugar: búsqueda de cariño, de consuelo, de consejo, etc.
- Que me abra su corazón de manera natural sin necesidad de tener que estar forzando la situación para que hable.
- Que sea equilibrada a la hora de hablar y escuchar, ya que la persona que habla sin parar durante extensos periodos de tiempo termina por abrumar, y la que sólo escucha es aburrida, convirtiéndose en una relación de un solo sentido.  
- Que sea equilibrada consigo misma. Esto significa que no sea altiva ni que se desprecie. Por lo tanto, que no caiga en compararse con otras mujeres ni en competir con nadie, sino que se limite a ser ella misma.
- Que sea emocionalmente sana. Esto incluye que no sea sarcástica, controladora, manipuladora, narcisista, histriónica, histérica, posesiva, ni que use el chantaje emocional para lograr lo que desea.
- Que no esté obsesionada con su aspecto físico (aunque se cuide sanamente), ni provoque con su forma de vestir, ya que la feminidad va en el carácter y no en las vestimentas minimalistas.
- Que podamos compartir algunas diversiones en común.
- Que respete mis aficiones y mi tiempo libre, el cual será negociado para que en ningún momento afecte a la relación y a la intimidad entre ambos.
- Que los secretos queden dentro de la pareja.
- Que sepa ser cariñosa conforme a mi lenguaje del amor (de esto hablaremos en La expresión del cariño).
- Que entre en mi mundo, interesándose verdadera y realmente por mis pensamientos y sentimientos.
- Que esté a mi lado en los momentos de dolor, ofreciéndome su cercanía física.
- Que hable con madurez los problemas que puedan ir surgiendo en lugar de manifestar ira desbocada.  
- Que esté dispuesta a crear paso a paso un hogar de paz.
- Que no busque la perfección, sino que se centre en lo bueno de mí. Que sepa perdonar mis errores cuando los cometa y le pida perdón.
- Que su valoración sobre mí no dependa del estatus social, tanto si es alto como si no.
- Que sus críticas sean constructivas. Y cuando las haga, que sea en privado y no en público. 
- Que no me falte el respeto y que no use el conocimiento que tiene de mis debilidades para burlarse.
- Que no trate de cambiar mi esencia como persona, sino que la ame.
- Que no esté conmigo porque se siente sola, sino porque ve en mí las cualidades que busca en un hombre.
- Que desee ser mamá.

Mi amigo me dijo que algunas características eran innegociables y otras se podían ir puliendo en amor a medida que se fueran conociendo, como a la forma de negociar los problemas.
Posiblemente te habrás asustado con tanto nivel de detalle y de supuestas exigencias. Pero si lees con detenimiento y juicio las características de los candidatos, tendrás que reconocer que no sobra nada. También puedes pensar que mi amigo buscaba una cristiana perfecta, pero no es así. Matizaremos claramente todo esto en la continuación para ponerlo en su justa balanza y no dar lugar a malos entendidos.

* En el siguiente enlace está el índice:
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* Prosigue en:
       10.4. Dos características fundamentales entre novi@s y espos@s: Reciprocidad & Madurez.


[1] Wright, Norman. 101 preguntas antes de volver a casarte. Casa Bautista de Publicaciones. P. 16

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