lunes, 30 de octubre de 2017

Y el diablo engañó a los independentistas



Venimos de aquí: ¿Cristianos catalanes independentistas? Al pan, pan, y al vino, vino (http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2017/10/cristianos-catalanes-independentistas.html).

Muchos pueden creer que el movimiento independentista que estamos viendo en Cataluña durante estas semanas es algo novedoso o que tiene su origen en el siglo XX en la Alemania nazi. La realidad es que esta idea no se ajusta a la realidad: como vamos a comprobar, el primer movimiento secesionista surgió en el mismo cielo y se extendió al huerto del Edén en los albores de la humanidad, siendo las consecuencias igual de catastróficas. Analicemos las similitudes entre el proceso secesionista diabólico y el catalán; así, una vez más, seremos conscientes de que “nada hay nuevo debajo del sol” (Ec. 1:9).
Aunque creo que es evidente y sobra la explicación, lo dejo escrito para que no haya dudas por parte de nadie: las comparaciones que voy a hacer no son entre España y el Paraíso, ni entre los gobernantes españoles respecto a Dios. Solo es una manera de mostrar que el sentir que ya se refleja en la Biblia y que es parte de la historia humana, se repite de forma cíclica desde que el ser humano fue creado y dejó de obedecer a Dios para seguir sus propios principios y los del diablo.

El primer independentista
El secesionista número uno de la historia tiene por nombre Lucifer, el cual fue creado por Dios como un querubín protector, lleno de sabiduría y acabado de hermosura, al que puso en el santo monte por donde se paseaba (cf. Ez. 28:12, 14). Pero él no se conformaba con lo que tenía, a pesar de que lo tenía todo. Quería ser su propio dios y establecer sus propias normas. Por eso se levantó contra el Altísimo: Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo” (Is. 14:13-14).
Ese propio enaltecimiento, basado en un intento de establecer su propia supremacía, le llevó a corromperse y a llevar a cabo múltiples actos de maldad, por lo que finalmente fue expulsado del cielo (cf. Is. 14:15; Ez. 28:15, 17, 18).

El líder independentista engaña a dos ingenuos
Este supremacista –el primer antisistema- trató de engañar a Jesús hace dos mil años en el desierto. Aunque fracasó entonces, logró embaucar en su proyecto secesionista a dos personas en el pasado, un hombre y una mujer: Adán y Eva, los padres de la humanidad. Leamos con atención la conversación:
“Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella” (Gn. 3:3-6).

Con todo esto, les vendió unas ideas contundentes:

- Les dijo que estaban siendo engañados.
- Les dijo que estaban oprimidos.
- Les dijo que no tenían que conformarse.
- Les dijo que no eran libres y que podían alcanzar la libertad.
- Les dijo que no tendrían que responder ante nadie.
- Les dijo que sus vidas serían mejores cuando se quitaran el yugo que, según él, les aprisionaba.
- Les dijo que lo que poseían no era suficiente y que merecían un verdadero paraíso.
- Les dijo que tenían derecho a decidir unilateralmente su propio destino.

El líder independentista embauca a la sociedad catalana
Usando otras palabras, y si vuelves a releer cada uno de los guiones, te darás cuenta que reflejan exactamente las mismas ideas que los partidos independentistas, respaldados por ciertos medios de comunicación, les han vendido a una parte de la sociedad catalana: el mismo espíritu, el mismo sentir y las mismas promesas. Todo mentira. Ya dijo Jesús respecto al diablo que “ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira” (Jn. 8:44). Y él está detrás de todo esto.
Lo triste es que, algunos de forma ingenua y otros temerariamente, han sido manipulados por estos trileros y mentirosos compulsivos. Ante tantas y tantas actitudes irracionales de estos “políticos”, pienso que tienen un punto –o dos- de desequilibrio mental y emocional.
Es para echarse a llorar saber que hay individuos que se han tomado en serio a personajes esperpénticos como Anna Gabriel, Puigdemont, Junqueras, Forcadell, Romeva, Tardá o Rufián, que pasarán a la historia como comediantes de mal gusto por el daño tan terrible que han provocado con todo este proceso que culminó con la declaración de la República del Mago de Oz, fulminantemente contestada con el 155. Ni hablemos ya de “los Jordi”, de los alcaldes alardeando de sus bastones, de la “géminis-dos caras” Ada Colau, de la actriz Anna Maruny (protagonista del grotesco vídeo “Help Catalonia”) o de los padres y profesores que han involucrado a niños en toda esta locura.
¿Qué pasó cuando Adán y Eva le hicieron caso al engañador y desobedecieron a Dios?: “Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos” (Gn. 3:4). Lo que iba a ser una fiesta se convirtió instantáneamente en un drama para ellos. ¿Qué ha traído a la sociedad catalana la desobediencia a la ley? ¿Paz? ¿Felicidad? ¿Jolgorio? Todo lo contrario: ansiedad, insomnio, depresión, conflictos, descalabro económico, desgarros familiares, amistades rotas, odios velados, inseguridad, incertidumbre ante el futuro, y un largo etcétera. Es lo que sucede cuando dominan los impíos, que “el pueblo gime” (Pr. 29:2).
Cuando escucho a los independentistas proclamar que ellos tienen derecho a decidir, me entran unas ganas fervientes de haber sido periodista y preguntarles: ¿El resto de españoles que han contribuido a que Cataluña sea lo que es hoy en día –sea por su trabajo diario viviendo allí o con el pago de impuestos de aquellos que viven en otras comunidades-  no pueden ser parte de la decisión que ustedes tomen?
Si hacemos declaraciones unilaterales, este sería un mundo de locos. Si yo declaro unilateralmente que soy guapo –cuando no lo soy-, que soy rico –aunque no es el caso- o que mi novia es Scarlett Johansson –que nunca lo será-, no tendrían que arrestarme sino ingresarme en un psiquiátrico para recibir tratamiento con toda celeridad antes de que los síntomas fueran a más. De igual manera, nadie en este mundo tiene derecho alguno a decidir por su cuenta absolutamente nada si afecta a terceras personas.
“No quiero presidentes que [...] ahora se permiten cesar a otros presidentes democráticamente elegidos. No quiero más líderes en la cárcel. Ni que los que están permanezcan encerrados”[1]. Estas palabras pertenecen a Jordi Évole, periodista de uno de los pocos programas de televisión que considero interesante por los temas que trata y al que tengo por alguien inteligente. Pero al leer dichas declaraciones, donde una persona como él es incapaz de reconocer que el “presidente democráticamente elegido” ha sido destituido por haber dado un golpe de Estado y que los “líderes” que cita están en prisión acusados de un delito de sedición, me doy cuenta hasta que extremo está extendida la ceguera y la negación de la realidad. Cuando Pablo dijo que “el dios de este siglo (el diablo) cegó el entendimiento de los incrédulos” (2 Co. 4:4), es evidente que no lo hizo únicamente en lo que respecta al Evangelio, sino en todos los aspectos de la vida (morales, éticos, políticos, sociales, etc).
Como ya dije en una ocasión: el diablo sigue actuando entre bambalinas engañando de múltiples maneras y, citando a Pedro, buscando como león rugiente a quien devorar (cf. 1 P. 5:8). Por eso tampoco me extraña que, como su propia madre confiesa, la esposa de Puigdemont suela acudir a las vrajitoare, que son el nombre que reciben las brujas en Rumania, y que incluso le regaló a su marido un martzisor, que es un amuleto esotérico[2].

Unas palabras finales
Si hay cristianos catalanes leyendo estas líneas, especialmente los que votaron ilegalmente el 1 de Octubre o que han apoyado todo este movimiento secesionista y desgarrador, os digo unas últimas palabras:

- Os recuerdo una vez más las palabras de Pablo, donde exhorta a sujetarse a los gobernantes y autoridades (cf. Tit. 3:1), a no oponerse a ellas (cf. Ro. 13:1) y a orar por las mismas (cf. 1 Ti. 2:1).
- Os pido que, si fuera necesario, pidierais perdón si habéis hecho daño a algún hermano con vuestra actitud y vuestras palabras: “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo” (Ef. 4:31-32).
- Os ruego que votéis sabiamente el 21 de Diciembre y que no os dejéis engañar una vez más.
- Os imploro que dejéis de quebrar la unidad, tanto fuera como dentro del cuerpo de Cristo.
- Y, por último, os animo a que os centréis en luchar por los valores que verdaderamente merecen la pena y por los cuales un verdadero cristiano debe alzar su bandera: la predicación de las Buenas Nuevas, la lucha por la defensa de la familia tradicional, la oposición absoluta a esa plaga llamada aborto, la ayuda a los más desfavorecidos, etc.

Es hora de cerrar este libro y empezar a escribir uno nuevo, exento de dramas, de segregación, de malas caras y de violencia: “Olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Fil. 3:13-14).

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